“¿Te gustó?”
“Ufff, me dejaste temblando las piernas, mira”.
RIIINNNGGG
“Pues, ponlas andar que llegó el domicilio”.
“Ayyy, yo fui por el agua”.
“Si, pero yo fui las dos últimas veces”.
“Está bien, pásame los calzones”.
“¿Donde están?”
“No se, tu me los quitaste”… jaaa
“Bueno, a ver levántate”.
Toma… (mientras le pasa los calzones).
“Apúrate que se va el Rappi con la pizza”.
De pronto ella empieza a pegarle, a pegarle sin parar.
¿Que pasa?
Hijueputa esos no son míos.
¿Cómo no? ¿Claro que son los tuyos, de quién más?
Yo sabia, sabia que usted se veía con esa vieja.
Felipe se tapa, Natalia le sigue pegando.
Nat, para, para, para, para… te juro.
¿Entonces de quién son?
Natalia seguía descontrolada. Le sigue pegando, le tira una almohada, llora desconsolada.
Nat no se, no se además mira, no hay más…
Natalia se fue, Felipe comió el domicilio frío sin entender nada…
Natalia llegó a su casa, su roommate le pregunto: “¿No has visto unos calzones que dejé en la ducha?”